sábado, 27 de agosto de 2016

MODA Y SOCIOLOGIA





                     MODA Y SOCIOLOGIA


“La belleza es la mejor carta de presentación"
 Aristóteles

Existen una gran diversidad de términos, en torno al concepto de la moda, que podemos considerar, encontrando que este termino se encuentra sujeto a variaciones cíclicas de los fenómenos externos del comportamiento privado en público: la vestimenta, la presencia física, los hábitos sociales, las reglas de protocolo, el diseño de útiles cotidianos, el estilo estético e intelectual, etc., con fenómenos complementarios que dejan huella, por lo que, muchas formas, impersonalmente estructuradas: el arte, la ciencia, el pensamiento o la arquitectura, resultan igualmente sometidas, a la tarea de la manifestación de una determinada moda.

 La definición que utiliza el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española en su vigésima primera edición, para definir la moda, es la siguiente: "Uso, modo o costumbre que está en boga durante algún tiempo, o en un determinado país, con especialidad en los trajes, telas y adornos...".

 Según otro Diccionario, concretamente el de Sociología de Larrouse, el término moda se aplica en el lenguaje corriente: "al favor concreto y momentáneo del que disfruta una cosa, a los cambios que afectan a la vestimenta o, incluso a la propia ropa".

En sociología, la moda se concibe como un  proceso de transformación que no cesa y esta  noción no se limita a las modas del vestir, ni a las pasiones desmesuradas, por objetos o comportamientos superficiales, es decir, a los caprichos de cualquier tipo. En razón de esto, la utilidad no es su función, sino que prima un carácter irracional o arbitrario en las  manifestaciones de la llamada “moda”.

En los comienzos de la sociología, la moda era una referencia obligada que permitía manifestar la parte social que tienen los comportamientos privados y ésto se debe a la fuerte identificación que hay entre moda y moda del vestir , ya que la elección de la ropa está determinada, en parte, por su disponibilidad y su coste económico. Además, en este caso, cada persona sabe lo que se ajusta a la tendencia colectiva de cada momento. Pero lo que resulta fascinante del fenómeno de las modas es observar  la estrecha vinculación entre lo individual y lo colectivo, lo privado y lo público. La suma de nuestras opciones individuales constituye el "gusto colectivo" del momento; sin embargo, todo sucede como si los gustos individuales se adaptasen a ese gusto colectivo.

La cualidad llamada "belleza" tiene existencia universal y objetiva. Las mujeres deben aspirar a personificarla y los hombres deben aspirar a poseer mujeres que la personifiquen. Es un imperativo para las mujeres pero no para los hombres, y es necesaria y natural, porque es biológica, sexual y evolutiva.
 Los hombres luchan por poseer mujeres bellas y las mujeres bellas tienen mayor Éxito reproductivo y de conquista que las otras. Nada de esto es significativo en la realidad, pero todo el mundo lo tienen interiorizado.
A esto contribuye la llamada “prensa femenina”, en la que casi siempre se haya implícita la realidad de la moda, que aparece como un testimonio válido de la mentalidad femenina, y, un objeto referencial de la visión del mundo, es decir, de una cultura que trata de diferenciar, a veces, confrontándolos, lo masculino y lo femenino.

 Esta situación de la creación de moldes y, concretamente, el de la mujer, aparece ligado a sus atributos físicos para los que la moda construye significaciones destinadas a mediar entre su autoconcepción y autoestima y la realidad externa.
Llegado a este punto  parece evidente que las mujeres no consideran el vestirse como una emoción o como una ceremonia, no suele atisbar ciertas satisfacciones de su atuendo, no saben exactamente porque se adornan con aderezos no funcionales o incómodos, y, en definitiva, ni siquiera están seguras, del destinatario a quien ofrecer esa parafernalia.
Podemos llegar a un consenso en cuanto que, la moda es el conjunto de hábitos y estilos que tienen los miembros de un determinado grupo en la forma de relacionarse, las costumbres sociales y la manera en que está reglamentada la convivencia en ese grupo humano. Si la moda consiste en las variaciones continuas a las que los seres humanos someten a su vestimenta en una determinada sociedad, se deduce que toda alteración en la estructura social se reflejan en el vestido; y, más aún, producir modas nuevas que la simbolicen.
Dentro de una determinada sociedad, la moda sirve siempre como indicador y refuerza las diferencias sociales. Refleja, por lo tanto, toda alteración en las relaciones de dominio de una sociedad dada.
Con la manifestación del movimiento feminista en los años sesenta fue ineludible que muchas mujeres se preguntaran, si el culto a la belleza femenina no resultaba, en la práctica, un elemento discriminatorio que impedía alcanzar el objetivo de la plena igualdad entre los géneros. Exponiéndose al ridículo y al rechazo social, algunas mujeres optaron por renunciar al "hábito ancestral de guardar la compostura y el acicalamiento" con la idea de generar un cambio de conciencia y, por consiguiente, una transformación de los valores imperantes. Pues bien, transcurridos dos decenios, este aspecto concreto de la lucha feminista ha terminado en fracaso. El culto a la belleza física no sólo no ha desaparecido, sino que se ha masificado.
Durante las últimas décadas, las mujeres han irrumpido en la estructura del poder; al mismo tiempo que, los trastornos de la alimentación han ido aumentando en progresión geométrica, y la cirugía plástica se ha convertido en la especialidad médica de más rápido desarrollo e incremento económico. En los últimos  años, los gastos de consumo se han duplicado. La pornografía y el erotismo se han transformado en el principal sector de los medios de comunicación.
En la actualidad existe un mayor número de mujeres que poseen más poder adquisitivo, más campo de acción y más derechos legales que en otros tiempos. Pero en cuanto a, como nos sentimos las mujeres respecto a nuestro físico es muy posible que estemos en realidad peor que nuestras antepasadas no liberadas. Estamos en medio de una violenta reacción contra el feminismo, que utiliza imágenes de belleza femenina como arma política para frenar el progreso de la mujer: es la potenciación de la belleza como paradigma social único y generalizable.
Las modas actuales alcanzan un cúmulo de relaciones posibles, sobre todo si pensamos que se dan en una civilización fundamentalmente urbana y tecnológica. Esto no resulta difícil de comprender si se acepta que, en la escala de valores prima le satisfación  personal y la conquista de un bienestar personal y social. Casi siempre en una contradicción con la naturaleza, para la que nos convertimos en una amenaza constante y cada vez más arraigada. 
Dentro de unos pocos años, un alto porcentaje de la población, independientemente de su género, habrá pasado por el quirófano para realizar algún retoque con su cuerpo para estar a la moda. 

¿Qué pasará cuando dejen de estar de moda los labios carnosos y los senos voluptuosos o el hombre metrosexual que se cuida y se acicala con esmero? ¿se recurrirá al milagro de la cirugía para dar vuelta atrás o cambiarán las modas recurriendo al pasado más primitivo...?


 M. Carmen Bañuelos Madera
 Profesora Asociada Departamento de Ciencia Política y Sociología
 Universidad Carlos III de Madrid

No hay comentarios:

Publicar un comentario



... ya transitan por mi sendero, los invito a conversar!