domingo, 21 de agosto de 2016

EL AMOR Y LA MADUREZ





                                                       EL AMOR Y LA MADUREZ

El problema básico del amor radica en ser maduro primero, luego encontraréis a una pareja madura; entonces la gente inmadura no os atraerá en absoluto. Es así. Si tenéis veinticinco años de edad, no os enamoráis de un bebé de dos años... exactamente de esa manera. Cuando psicológica y espiritualmente sois una persona madura, no os enamoráis de un bebé. No sucede. No puede su­ceder. Podéis ver que no tendrá ningún sentido.
De hecho, una persona madura se eleva con el amor. Solo las personas inmaduras trastabi­llan y caen con el amor. De algún modo antes lo­graban mantenerse de pie. Pero ya no lo consi­guen y no son capaces de erguirse... encuentran a una mujer y se pierden, encuentran a un hombre y se pierden. Siempre han estado dispuestas a caer postradas y a arrastrarse. No tienen la firme­za ni la determinación; carecen de la integridad de erguirse solas.
Una persona madura posee la integridad de es­tar sola. Y cuando una persona madura ofrece amor, da sin ningún hilo oculto: simplemente entrega.

Cuando una persona madura da amor, se sien­te agradecida de que hayáis aceptado su amor, no al revés. No espera que estéis agradeci­dos, en absoluto, ni siquiera necesita vuestras gra­cias. Ella os da las gracias por aceptar su amor. Y cuando dos personas maduras están enamoradas, sucede una de las grandes paradojas de la vida, uno de los fenómenos más hermosos: están juntas y al mismo tiempo tremendamente solas; están tan juntas que casi son una sola persona. Pero su unicidad no destruye su individualidad; de hecho, la potencia: se vuelven más individuales. Dos per­sonas maduras enamoradas se ayudan mutuamen­te a ser más libres. No hay política involucrada, ni diplomacia ni esfuerzo por dominar. ¿Cómo po­déis dominar a la persona que amáis?

El amor, para ser realmente amor, ha de ser un regalo, un estado de ser. Cuando habéis llega­do a casa, cuando habéis sabido quiénes sois, en­tonces el amor surge en vuestro ser. La fragancia se extiende y podéis ofrecérsela a otros.
Millones de personas se mantienen infantiles toda su vida; jamás crecen. Crecen en edad, pero nunca mentalmente, su psicología sigue sien­do juvenil, inmadura. Siempre están necesitando amor. Lo anhelan como si fuera comida.
El hombre se vuelve maduro en cuanto em­pieza a amar en vez de necesitar. Comienza a re­bosar, a compartir. Comienza a dar. El énfasis es totalmente diferente. Con el primero, el énfasis radica en cómo obtener más. Con el segundo, el énfasis está en cómo dar, cómo dar más, cómo dar de manera incondicional. De ese modo cre­céis y maduráis.
Cuando dos personas maduras están enamoradas, sucede una de las grandes paradojas de la vida, uno de los fenómenos más hermosos: están juntas y al mismo tiempo tremendamente solas; están tan juntas que casi son una sola persona. Pero su unicidad no destruye su individualidad; de hecho, la potencia: se vuelven más individuales. Dos per­sonas maduras enamoradas se ayudan mutuamen­te a ser más libres. No hay política involucrada, ni diplomacia ni esfuerzo por dominar. ¿Cómo po­déis dominar a la persona que amáis?

Cuando amáis profundamente una flor, tam­bién amáis su marchitamiento. Cuando amáis profundamente a una mujer, también amáis que se haga vieja, algún día asimismo amaréis su muerte. Eso forma parte de ser mujer. La vejez no ha su­cedido desde el exterior, ha llegado desde el inte­rior. La cara hermosa ya se ha arrugado... también amáis esas arrugas. Son parte de vuestra mujer. Amáis a un hombre y su pelo se ha tornado blan­co... también amáis esos pelos. No han ocurrido desde fuera; no son accidentes. La vida se des­pliega. El cabello negro ha desaparecido y ha llegado el cano. No lo rechazáis, os encanta, son una parte. Luego vuestro hombre envejece, se debili­ta... también amáis eso. Y un día el hombre ya no está... también amáis eso.
El amor lo ama todo. El amor no conoce otra cosa que no sea amor.

OSHO.-


No hay comentarios:

Publicar un comentario



... ya transitan por mi sendero, los invito a conversar!