domingo, 28 de agosto de 2016

MODA Y SALUD






                    MODA Y SALUD



Si bien en los últimos años existe la tendencia a recuperar lo que el cuerpo femenino es en realidad, más allá de una tendencia o estilo en la moda, tambièn lo  es que aùn desde ella se envian señales que exaltan la delgadez como un metro de belleza de la mujer de estos tiempos.-


Desde los años 80 del siglo pasado, la belleza y la salud han dejado de ser un medio para convertirse en un fin en sí mismos. La mayoría de las personas sufren una gran presión mediática y social para conseguir un cuerpo bello, delgado y joven, el tan deseado cuerpo 10. Además, estar «sano» ya no es un deseo y una aspiración natural de toda persona, sino una especie de «tiranía» que ha convertido la salud en un deber que, según la industria del bienestar, sólo podemos satisfacer mediante el consumo de determinados productos y servicios comerciales. 

Se ha impuesto la delgadez (incluso extrema) como canon de belleza, con la consiguiente explosión de dietas milagrosas y la expansión  de los alimentos light, la extensión de la cirugía estética a clases sociales a las que antes estaba vedada, la apología del ejercicio físico, y el florecimiento de los gimnasios, spas, balnearios y centros wellness. 
La mayoría de los especialistas, consideran los desórdenes alimentarios como epidemia social; ya que en los últimos años, no sólo ha aumentado el número de casos, si no que también la población masculina comienza a verse afectada, y la adolescencia ya no es la única población riesgo. "La moda, su difusión, la publicidad centrada en la mujer y en el adelgazamiento y la estética unido al perfil de mujer-joven; han llevado a considerar los trastornos de la conducta alimentaria como una auténtica epidemia de la moda" (Morandé, 1999).


Así pues, no es la moda en sí la que origina los trastornos alimentarios, sino todo el universo que gira alrededor de ésta (publicidad, acontecimientos sociales, entorno laboral, intereses económicos...) y el seguimiento consciente e inconsciente que se hace de la misma con la principal finalidad de ser aceptados socialmente. Vamos a ver como, a lo largo de la historia la moda ha marcado tendencias en la forma de vestir, exaltando unas partes de la figura y disimulando otras, pero en los años noventa y en los años dos mil, la influencia era mayor sobre el cuerpo, dándole más protagonismo que a las prendas, y con ello reforzando un cannon de belleza que en muchos casos rozó la patología. No sólo se pretende que se siga la moda en torno al vestido, también que se siga la moda en torno al cuerpo. Cada vez damos más importancia al aspecto personal (tener una buena imagen atrae a la gente, nos ayuda a conseguir empleo, expresa como somos y como nos sentimos), ya no es sólo el perfil de mujer joven de clase media-alta la que produce, mantiene e interioriza estos valores a cualquier precio. El tener un cuerpo ideal es perseguido por mujeres y hombres de todas las clases sociales, de todas las edades y cada vez por más sociedades y culturas.




Nasser señala que “estar delgada simboliza a la mujer nueva, que es capaz de combinar cualidades de autocontrol y de libertad sexual”. La moda en el vestir, actualmente, se presenta como el bienestar consigo mismo. Es silenciosa, pero expresiva. Es un fenómeno social y complejo. 

Tiene la finalidad de despertar aprobación o admiración del otro, para alcanzar el nivel de autoestima que nos hace sentir bien, pero ya no tiene la finalidad de vestir para no pasar frío o no pasar calor; es decir ya no tiene una función primaria; ahora la moda tiene una función secundaria, sigo la moda para ir elegante, para ir cómodo, para sentirme identificado en mi grupo social y para diferenciarme de mis iguales (función terciaria).
La mayoría de los especialistas, consideran los desórdenes alimentarios como epidemia social; ya que en los últimos años, no sólo ha aumentado el número de casos, si no que también la población masculina comienza a verse afectada, y la adolescencia ya no es la única población riesgo. 
"La moda, su difusión, la publicidad centrada en la mujer y en el adelgazamiento y la estética unido al perfil de mujer-joven; han llevado a considerar los trastornos de la conducta alimentaria como una auténtica epidemia de la moda" (Morandé, 1999). 



Como ejemplo, un caso paradigmático:  Filippa Hamilton era una famosa modelo de la firma Ralph Lauren, hasta que la firma decidió publicar una campaña gráfica con un retoque exagerado de Photoshop, en el que se la veía extremadamente delgada. La modelo exigió que se retirara esa publicidad y Ralph Lauren lo hizo, además de pedir disculpas públicas. Luego, la firma decidió ponerle fin al contrato de Filippa, quien denunció públicamente que se trató de un caso de discriminación porque consideraron que era “demasiado gorda”.



En una entrevista a Karl Lagarfeld (diseñador de Chanel y también sometido a dieta) comenta que  " Cansado del rollo “grunge” y de las bellezas larguiruchas, cuando quiere fotografiar a una mujer de verdad llama a Gisele”. En el año 2002 fue consagrada como la mujer más bella del mundo. Lo alarmante del caso, es que esta mujer de 22 años, considerada la más bella del mundo, tenia  las siguientes medidas: pecho: 86, cintura: 61, cadera: 86, altura: 1,80, peso: 52 Kg.

Entramos en un siglo de culto al cuerpo, perseguimos la aceptación social el estar bien con nosotros mismos, y la eterna juventud.
Nos obsesionamos con nuestro físico, y la publicidad es la mediadora y la que se encarga de que esos cuerpos los aceptemos como normales, pero ¿Por qué? La economía, la política, parece que tienen en esto mucho que ver, pero ¿Con qué finalidad? Crecimiento de determinados sectores? Se fomenta la dieta, pero la dieta ¿de qué tipo?, parece que la prescrita por nuestro médico no está muy bien vista, está mejor considerada la de las tiendas especializadas (cadenas de herboristerías que están creciendo en todas partes); se fomenta el deporte, pero mejor ir al gimnasio, se fomenta la imagen joven, pero mejor que tratamientos naturales, y las cremas faciales de toda vida, nos inclinamos por las clínicas estéticas de cirugía.
Por lo tanto, la moda en el vestido no es sólo un fenómeno social en sí mismo, los cuerpos (las tallas) que aparecen en publicidad se están generalizando en toda la población y se están aceptando socialmente como los mejores, los más atractivos y los más sanos. Los vestidos que lucen las modelos de la talla 36 en las pasarelas no son socialmente tan atractivos cuando se convierten en una normalizada talla 42. Hemos pasado de una socialización del vestido a una socialización del cuerpo.



Felizmente, una corriente diferente está tomando impulso sobre las pasarelas de la moda y la publicidad ha encontrado un nuevo  nicho hacia adonde apuntar: las mujeres de talla 48/50 que irradian naturalidad y andan por la vida orgullosas de sus curvas, recobrando  voluptuosidad para los cuerpos femeninos,  que casi se habia perdido.-
Estemos atentos, una nueva tendencia se está imponiendo...





Fuente:    Eva Urbòn Ladrero
 En torno al vestido y al cuerpo: moda y aceptación social.





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