jueves, 25 de agosto de 2016

MADURESCENCIA







                                                                               MADURESCENCIA



Entendemos por madurescencia a aquel momento/movimiento del recorrido vital-existencial en el que el sujeto se cuestiona, se plantea y se orienta a la tarea de alcanzar su madurez. El trazado de la madurescencia se inscribe en la vejez temprana, período que es descrito actualmente como un tiempo de exploración y búsqueda . Conviene apuntar que la madurescencia es un tiempo personal que se inscribe en un tiempo social de "permiso" y que implica un movimiento subjetivo de re-apropiación y re-orientación de la propia experiencia vital. La madurescencia es un proceso de transición en el que transcurre y discurre el trabajo de dar sentido a la propia vida, que necesita de y se realiza en diferentes espacios/tiempos/movimientos transicionales. En tanto movimiento subjetivo, requiere que la persona decida atravesar, permanecer y significar esos "entre" dándoles, por ende, un sentido particular e intransferible.

La madurescencia es un momento de replanteos, de desestabilización de los modos habituales de funcionamiento, de selección de aquellos modelos identificatorios que han servido al sostenimiento de la propia identidad. Momento de búsqueda y de confrontación con los modelos y mandatos recibidos en otros momentos del curso vital.


La madurescencia es un momento existencial dinámico en el que se ponen en juego, en el aquí y ahora, las resoluciones de todos los conflictos actuales y los de etapas anteriores; situación en la que emergen aquellas carencias producto de elaboraciones incompletas e insatisfactorias. Como momento vital representa un período signado por la acción y la necesidad de establecer un cambio en las formas de interpretarse, de comprender su entorno, de posicionarse frente al mundo y en los modos de actuar.


La mujer madurescente adquiere conciencia de que este es su tiempo, que debe afrontar a tiempo y en este tiempo las situaciones y los desafíos que se le presentan para re-elaborar el trazado de su recorrido vital. En tanto proceso evolutivo, la madurescencia implica la conquista de los aspectos positivos del envejecimiento, es decir, de aquellos atributos que hacen que este sujeto que envejece en un cuerpo de mujer, con un sentir, un actuar y un pensar construidos desde lo femenino, se proyecte en la consecución de su integridad personal.

Las razones que explican el proceso de la madurescencia son complejas, ya que interactúan múltiples factores, que se relacionan en diversos niveles. Ellos son: a) la experiencia individual de los cambios corporales asociados al paso del tiempo cronológico; b) la interpretación psicológica del transcurso de los años y de los logros obtenidos durante el curso vital, y c) el peso de las exigencias sociales que delimitan lo que "debe" ser una mujer madurescente. Estos factores se vinculan en una interacción dialéctica; interacción signada por los recursos, obstáculos y posibilidades que las mujeres han tenido a lo largo de su recorrido vital, pero que se ve enriquecida y transformada por los aprendizajes que puede incorporar en este momento.
Desde nuestra perspectiva, la madurez, más que un estado al que se llega y en el que se permanece, parece ser un largo proceso en el que se van ensayando modos nuevos de funcionamiento, se van probando nuevas posibilidades, se van superando situaciones críticas y transiciones de las que se trata de sacar aprendizajes, y se reavivan utopías e ilusiones que conducen a nuevas búsquedas.


A la palabra madurez -connotada de estabilidad y seguridad- la resignificamos con el concepto madurescencia, que denota movimiento, flexibilidad y procesualidad. La madurescencia es el proceso en el que las mujeres que atraviesan la mediana edad y la vejez temprana afrontan nuevas demandas para la reelaboración de su identidad personal, femenina y social. La problemática que se les presenta es la de la recreación de una subjetividad que las fortalezca y les otorgue sentido a/en su identidad de mujeres mayores.


Dr. José Alberto Yuni y Claudio Ariel Urbano

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